(ruido de tráfico)
- Una tal Paola.
- La quelosparió, carajo. Yo sabía que tenía que ser esa turra.
- ¿Vo qué va'cer vo?
- Naa, tengo que safar de la trulla, do tres día. Despué volvemo a la
esquina.
- Así cómo siempre?
- Y sí...
se cubrió un poco el rostro con la capucha, y pegado a la pared se fue
caminando a su pieza.
Bienvenidos lectores y escritores
Este es un espacio creado para todos aquellos que realmente llevan un escritor o no, en su interior. La cualidad más importante de nuestro género radica en la fugacidad literaria por falta de tiempo.
viernes, 12 de octubre de 2007
El trueno lo despertó temprano. Media hora antes de lo previsto. Miró el despertador. Pensó en ir al baño, en tomar un vaso de agua, en desayunar algo rico, pero después. Se había acostado temprano, pero sabía que podía dormir un poco más. Cerró los ojos, trató de poner la mente en blanco, o en negro. No lo lograba. Se durmió como forzado, entre el frío de su cuerpo y
su tibia alma, y nunca más despertó.
Fin
PE
su tibia alma, y nunca más despertó.
Fin
PE
Frente al humilde botiquín que reflejaba las recuerdos en su rostro de la viruela, se la escuchaba sollozar.
- Este no, este tampoco, este no va... No este no. No, no, no y no. ¡¡No me va a querer!!
Algo tan sencillo como elegir el perfume, la estaba consumiendo cada vez más.
Y así fue que él, pragmático como siempre, cuando por fin acudió a su puerta y encontró sus cenizas, se marchó con la vecina.
Pablo Sutton
- Este no, este tampoco, este no va... No este no. No, no, no y no. ¡¡No me va a querer!!
Algo tan sencillo como elegir el perfume, la estaba consumiendo cada vez más.
Y así fue que él, pragmático como siempre, cuando por fin acudió a su puerta y encontró sus cenizas, se marchó con la vecina.
Pablo Sutton
Esa noche fue increible, fantastica. Queria que llegara la mañana para contarselo a todos.
Pero quien le creeria? Como describirlo? Hasta unos duendes aparecieron para ayudarlo.
Nunca conto nada.
Que susto con esos duendes.
Fin
Cuando apareció la paloma, todos vieron el mismo truco de siempre. Menos él. Al otro día se hizo remisero.
Fin.
El strip poker fue solo la excusa. En la segunda mano ya no quedaban ropas. Y nadie habia perdido.
Fin
Habia algo distinto en los ojos de ese niño azteca. Su inteligencia, su sensibilidad, su brillo. Pero no conocía la pólvora.
Fin
P.E
Pero quien le creeria? Como describirlo? Hasta unos duendes aparecieron para ayudarlo.
Nunca conto nada.
Que susto con esos duendes.
Fin
Cuando apareció la paloma, todos vieron el mismo truco de siempre. Menos él. Al otro día se hizo remisero.
Fin.
El strip poker fue solo la excusa. En la segunda mano ya no quedaban ropas. Y nadie habia perdido.
Fin
Habia algo distinto en los ojos de ese niño azteca. Su inteligencia, su sensibilidad, su brillo. Pero no conocía la pólvora.
Fin
P.E
Hoy me levante temprano, me puse los calzoncillos largos, me vestí lentamente, hice café, agarre mis palos de golf, me fui silenciosamente al garaje, puse los palos en el coche, y procedí a sacar el coche bajo una lluvia torrencial.
Estaba toda la calle inundada y el viento gélido soplaba a 100kph. Volví a entrar el coche en el garaje, puse la radio y me enteré de que el mal tiempo iba a durar todo el día y que era una buena oportunidad para dedicarme a hacer todas esas cosas en la casa que mi mujer
me venía reclamando. Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro
de la cama. Despacito me acurruqué contra la espalda de mi mujer, y le susurré al oído: "El tiempo afuera está horrible".
Ella me contestó medio dormida: "Ya lo sé. Podes creer que el marmota de mi marido se fue a jugar al golf?".
Pablo Sutton
Estaba toda la calle inundada y el viento gélido soplaba a 100kph. Volví a entrar el coche en el garaje, puse la radio y me enteré de que el mal tiempo iba a durar todo el día y que era una buena oportunidad para dedicarme a hacer todas esas cosas en la casa que mi mujer
me venía reclamando. Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro
de la cama. Despacito me acurruqué contra la espalda de mi mujer, y le susurré al oído: "El tiempo afuera está horrible".
Ella me contestó medio dormida: "Ya lo sé. Podes creer que el marmota de mi marido se fue a jugar al golf?".
Pablo Sutton
jueves, 11 de octubre de 2007
Sola, se movía a una velocidad constante, rectilínea y uniforme, ese camino lo habia recorrido muhcas veces anteriormente y eso la hacia muy segura de sí misma.
Hasta que alguien comenzó a desafíar su destino, ella sagaz, zigzagueaba uno
a uno los obstáculos. Pero no tardó en darse cuenta que en realidad estaba mas cerca del infinito
que de su objetivo.
Y abandonó.
Marce
Hasta que alguien comenzó a desafíar su destino, ella sagaz, zigzagueaba uno
a uno los obstáculos. Pero no tardó en darse cuenta que en realidad estaba mas cerca del infinito
que de su objetivo.
Y abandonó.
Marce
"No es feo el tono de la voz, lo que molesta es su risa. Entra en lo mas profundo de su oido y lo irrita demasiado. Un paquete de cigarrillos Camel, dijo. JAJAJAJJAJAJAAJ, Casi te doy Marlboro, JAJAJAJJAJAJA (la risa en su cabeza, en su oido, en su cabeza, en su oido),me hubieras matado, no?
El tiro sono redondo, simple, solido, directo. Si, dijo agarrando su paquete de cigarrillos sin pagar."
Marina Condo
El tiro sono redondo, simple, solido, directo. Si, dijo agarrando su paquete de cigarrillos sin pagar."
Marina Condo
Entró cauteloso pero el bacterial olor del aire anulaba un poco sus otros sentidos y desviaba su atención. Aunque sus enemigos acechaban, lo fétido del ambiente y la penumbra, le prohibían enfocarse en la búsqueda y estar alerta.
Por eso no escuchó el sutil quejido de la bisagra detrás suyo, ni el tenue cambio en las sombras que se manifestó en el polvo del piso.
Pablo Sutton
Por eso no escuchó el sutil quejido de la bisagra detrás suyo, ni el tenue cambio en las sombras que se manifestó en el polvo del piso.
Pablo Sutton
Alicia miró a la oruga rosa y amarilla, tenia dos cabezas y muchos pies. No sabe si son 100.
Una de las cabezas miraba hacia arriba, la otra comia una enorme H azul.
La cabeza rosa empezo a hablar:
-Es todo agua. A la derecha la vez, a la izquierda no.
Alicia miraba a sus costados prestando atencion.
-Que es eso?, dijo Alicia, señalando hacia arriba
-un pez, está volando, dijo la cabeza rosa cerrando sus ojos.
Marina Condo
Una de las cabezas miraba hacia arriba, la otra comia una enorme H azul.
La cabeza rosa empezo a hablar:
-Es todo agua. A la derecha la vez, a la izquierda no.
Alicia miraba a sus costados prestando atencion.
-Que es eso?, dijo Alicia, señalando hacia arriba
-un pez, está volando, dijo la cabeza rosa cerrando sus ojos.
Marina Condo
- Quién dijo que nunca se vuelve?
- Hola.
- Hola, cómo estás?
- Nunca se vuelve. Mal. Peor. Cómo querés que esté?
- Uh, seguís con eso?
- Cómo vas a deshacer lo que hiciste? A qué viniste? Al final todo este tiempo... tenían razón, soy una boluda.
- Está bien, ya entendí, no te preocupes.
Y volvió a callar... y a morir.
2º-
Siempre pensó que los malos momentos y el sufrimiento lo iban a llevar al cielo. Para eso había venido. Los coleccionaba con esmero y prolijidad. Los guardaba en su inviolable caja de huesos no sin cierta preocupación, sobre todo por la vejez. Y ahí estaba el día en que dejó ir a Lucrecia. Alguna vez pensó que su muerte tenía que haberle llegado en el momento de mayor tristeza. Pero Lucrecia? Entonces la había condenado?
Ella sería feliz y pasaría la eternidad en el otro lado? En qué otro lado? Porque él no quería la eternidad con un Dios que lo había querido ver sufrir. Y el otro? Si quería verlo feliz? Y la condena? Salió a buscar a Lucrecia. Y ahí estaba, preciosa como siempre, feliz. Casi se muere. Pero sobrevivió. Lo necesario para matarla. Y matarse.
P.E
- Hola.
- Hola, cómo estás?
- Nunca se vuelve. Mal. Peor. Cómo querés que esté?
- Uh, seguís con eso?
- Cómo vas a deshacer lo que hiciste? A qué viniste? Al final todo este tiempo... tenían razón, soy una boluda.
- Está bien, ya entendí, no te preocupes.
Y volvió a callar... y a morir.
2º-
Siempre pensó que los malos momentos y el sufrimiento lo iban a llevar al cielo. Para eso había venido. Los coleccionaba con esmero y prolijidad. Los guardaba en su inviolable caja de huesos no sin cierta preocupación, sobre todo por la vejez. Y ahí estaba el día en que dejó ir a Lucrecia. Alguna vez pensó que su muerte tenía que haberle llegado en el momento de mayor tristeza. Pero Lucrecia? Entonces la había condenado?
Ella sería feliz y pasaría la eternidad en el otro lado? En qué otro lado? Porque él no quería la eternidad con un Dios que lo había querido ver sufrir. Y el otro? Si quería verlo feliz? Y la condena? Salió a buscar a Lucrecia. Y ahí estaba, preciosa como siempre, feliz. Casi se muere. Pero sobrevivió. Lo necesario para matarla. Y matarse.
P.E
La extrañaba tanto que despues dos años que decidí llamarla levante el tubo del telefono y disque su numero uno por uno mientras mis transpiradas manos se deslizaban en el teclado hasta que de repente me di cuenta que ya no recordaba lo útimos dos numeros. Corte y me dije:
- mejor la seguiré extrañando.
Marce
- mejor la seguiré extrañando.
Marce
miércoles, 10 de octubre de 2007
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