De chico le gustaban muchos las abejas, las palomas, las águilas. En fin todo bicho que tuviera alas y pudiera levantarse del piso. Su maestra de biología solía contarle una historia "las abejas tienen las alas muy pegadas al cuerpo, físicamente hablando no podrían volar. Solo que ellas no lo
saben". Esa historia se repetía una y otra vez en su cabeza. Estudio mucho. Se preparó. Y tomo una decisión. Era martes, había sol y estaba lindo sin hacer mucho calor. Era un día perfecto. Entro al ascensor de esa torre justo en frente a Puerto Madero. Subió los 20 pisos en ascensor. Después siguió por las escaleras. La terraza era imponente, podía verse toda Buenos Aires desde allí.
El viento golpeo su cara y jugo con sus cabellos. El respiró hondo, tomo carrera y saltó. Era martes, había sol y estaba lindo sin hacer mucho calor, un día perfecto. Sintió el sol recorriéndole la espalda y el viento peinándole sus cabellos hacia atrás. Podía verse toda Buenos Aires desde allí.
Del Mar
Bienvenidos lectores y escritores
Este es un espacio creado para todos aquellos que realmente llevan un escritor o no, en su interior. La cualidad más importante de nuestro género radica en la fugacidad literaria por falta de tiempo.
martes, 16 de octubre de 2007
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