Aprovechó su ventaja corporal y lo hizo derrubarse casi desmayado por el golpe. Lo sujetó de los pelos, y a pesar de que lo dejó exhausto, se le notaba en los ojos el dolor de los capilares desprendiéndose ante los tirones.
Con la mano libre se abrió paso entre el desorden que habían dejado al pelearse. Los pasillos de la casa eran de por sí estrechos; y ahora peor por que estaba todo desordenado. Quedaba claro igual que no tenía tanta fuerza como para arrastralo; por eso tironeaba por demás de la cabellera. Finalmente y a pesar de ser casi un peso muerto logró llevarlo al baño y meterlo casi por completo en la bañera. Ya se disponía a seccionarle la cabeza con el cuchillo.
- Por qué ?? Rogó con el último aliento.
- Porque no hay mas remedio.
- ¿Seguro? ¿Miraste en la mesa de luz?
- No, ahí no miré. Ya vengo.
Y logró vivir otros dos minutos, mientras comprobaban que inexorablemente en la mesa de luz tampoco quedaban remedios.
Pablo S.
Bienvenidos lectores y escritores
Este es un espacio creado para todos aquellos que realmente llevan un escritor o no, en su interior. La cualidad más importante de nuestro género radica en la fugacidad literaria por falta de tiempo.
martes, 16 de octubre de 2007
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